Llama la atención que al discutir temas de libertades civiles y derechos humanos todavía a algunas personas les queda la duda de si utilizar argumentos desde los valores personales o desde el razonamiento en el marco de los derechos humanos.
Por más que algunos sectores repiten el mismo argumento, no logro entender cómo el reconocer derechos humanos a las personas que deciden establecer uniones civiles con alguien del mismo sexo puede promover un caos legal, como lo han afirmado diversas personas.
¿Será que la decisión de vivir y compartir un proyecto de vida con otra persona se toma desde el instinto? Desde mi experiencia personal y de personas cercanas, es una decisión que se toma como parte de un proceso de análisis y reflexión, una decisión en el marco de una relación de pareja con una persona especial y con quien se desea compartir un proyecto de vida. ¿Y qué diferencia hace si es una persona del mismo sexo o del otro sexo? ¿Las uniones de hecho de parejas heterosexuales han ocasionado un caos legal en nuestro país? ¿Entonces, por qué sí lo harían las uniones entre parejas del mismo sexo?
Quienes se oponen a estas iniciativas hacen afirmaciones sustentadas en su moral y sus valores, pero que son imprecisas en términos científicos. Ni la homosexualidad es un desorden de la identidad mental, ni la anticoncepción de emergencia es una salida fácil a un acto irreflexivo, ni el aborto es una experiencia traumática en la vida de las mujeres.
Hace ya bastantes años que las asociaciones profesionales en salud mental a nivel internacional descartaron la homosexualidad como una enfermedad y que, han asegurado enfáticamente que el aborto realizado en condiciones legales y seguras no es un evento traumático. Una de las situaciones en que la anticoncepción de emergencia está indicada es en casos de violencia sexual, ¿cómo se puede catalogar una violación como un acto irreflexivo?
Lo más lamentable en nuestra sociedad, es que estas posiciones conservadoras y contrarias al reconocimiento de los derechos humanos sean mantenidas desde personas en puestos de toma de decisión. Hace algunas semanas estuve en un debate en la Asamblea Legislativa sobre un Proyecto de Ley para adicionar un Capítulo de Derechos en Salud Sexual y Salud Reproductiva. Las tres personas diputadas que objetaron el proyecto, iniciaron su discurso aclarando su identidad religiosa y aduciendo que por sus principios religiosos se oponían a algunos puntos en particular de la propuesta. Tal parece ser que a las señoras diputadas y los señores diputados se les olvida que fueron electos por personas que creemos en dioses diferentes o que no creemos en ninguno y que sus decisiones deben garantizar igualdad de derechos para todas las personas. Sus creencias y convicciones deben llevarlas al ámbito privado, tomarlas en cuenta al tomar sus decisiones personales y educar a sus hijas e hijos, pero no imponerlas como un modelo a seguir al resto de la sociedad.
Hechos como estos nos recuerdan lo urgente que es la consolidación de un Estado Laico en nuestro país, a fin de que se respete la libertad de conciencia de cada quien para tomar decisiones respecto a sus vidas.
Adriana Maroto Vargas
Colectiva por el Derecho a Decidir
Por más que algunos sectores repiten el mismo argumento, no logro entender cómo el reconocer derechos humanos a las personas que deciden establecer uniones civiles con alguien del mismo sexo puede promover un caos legal, como lo han afirmado diversas personas.
¿Será que la decisión de vivir y compartir un proyecto de vida con otra persona se toma desde el instinto? Desde mi experiencia personal y de personas cercanas, es una decisión que se toma como parte de un proceso de análisis y reflexión, una decisión en el marco de una relación de pareja con una persona especial y con quien se desea compartir un proyecto de vida. ¿Y qué diferencia hace si es una persona del mismo sexo o del otro sexo? ¿Las uniones de hecho de parejas heterosexuales han ocasionado un caos legal en nuestro país? ¿Entonces, por qué sí lo harían las uniones entre parejas del mismo sexo?
Quienes se oponen a estas iniciativas hacen afirmaciones sustentadas en su moral y sus valores, pero que son imprecisas en términos científicos. Ni la homosexualidad es un desorden de la identidad mental, ni la anticoncepción de emergencia es una salida fácil a un acto irreflexivo, ni el aborto es una experiencia traumática en la vida de las mujeres.
Hace ya bastantes años que las asociaciones profesionales en salud mental a nivel internacional descartaron la homosexualidad como una enfermedad y que, han asegurado enfáticamente que el aborto realizado en condiciones legales y seguras no es un evento traumático. Una de las situaciones en que la anticoncepción de emergencia está indicada es en casos de violencia sexual, ¿cómo se puede catalogar una violación como un acto irreflexivo?
Lo más lamentable en nuestra sociedad, es que estas posiciones conservadoras y contrarias al reconocimiento de los derechos humanos sean mantenidas desde personas en puestos de toma de decisión. Hace algunas semanas estuve en un debate en la Asamblea Legislativa sobre un Proyecto de Ley para adicionar un Capítulo de Derechos en Salud Sexual y Salud Reproductiva. Las tres personas diputadas que objetaron el proyecto, iniciaron su discurso aclarando su identidad religiosa y aduciendo que por sus principios religiosos se oponían a algunos puntos en particular de la propuesta. Tal parece ser que a las señoras diputadas y los señores diputados se les olvida que fueron electos por personas que creemos en dioses diferentes o que no creemos en ninguno y que sus decisiones deben garantizar igualdad de derechos para todas las personas. Sus creencias y convicciones deben llevarlas al ámbito privado, tomarlas en cuenta al tomar sus decisiones personales y educar a sus hijas e hijos, pero no imponerlas como un modelo a seguir al resto de la sociedad.
Hechos como estos nos recuerdan lo urgente que es la consolidación de un Estado Laico en nuestro país, a fin de que se respete la libertad de conciencia de cada quien para tomar decisiones respecto a sus vidas.
Adriana Maroto Vargas
Colectiva por el Derecho a Decidir
1 comentario:
Que gracioso, en un blog pro aborto vas a venir a hablar de derechos humanos... lo que yo no entiendo es como hay gente tan ciega, anticientífica e irrazonable que sigue negando lo que un concebido es a todas luces: un ser humano. Me das risa, patético ejemplo de hipocresía progresista... palabras y palabras.
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